segunda-feira, 7 de fevereiro de 2011

Os Pepes Mexicanos / Los Pepes Mexicanos

Me contaram uma vez a história dos Pépes, que como os Franciscos que são sempre Chicos, esses são sempre Zés. Assim como no México onde os Sérgios são sempre Checos, os Franciscos são Panchos, os Pépes são os Josés.
Se há uma história para todos esses apelidos ninguém me contou, mas me contaram porque os Josés são Pépes -  aqueles que são a maioria, que estão em todas as partes, que pobres ou ricos são José Carlos, Juan José, José Pablo, ou apenas José, entre tantos outros. E a história é assim:
Houve um tempo, neste país, em que o exército perseguia a igreja e que o governo queria se separar do domínio dos padres e bispos. Um tempo que ficou conhecido como "guerra cristera". Um tempo em que muitas igrejas foram fechadas e também foram proibidos os atos e ritos religiosos. Tempo de muita luta e muita morte. Um tempo em que muitos "Josés" foram enterrados.
Sendo assim, muitos perseguidores de cristãos percorriam os cemitérios e nas tumbas dos "Josés" inscreviam: "P.P.",  a abreviatura para "Padre Putavino" ou "Pai Postiço" - uma referência ao José, que foi "pai postiço" de Jesus. Era uma tentativa de ridicularizar a história cristã do nascimento de Jesus e daqueles que carregavam o nome do marido de Maria.
Desde então, o "apelido" nunca mais descolou de cada José.
José é Pépe desde que nasce. É Pépe desde que se conhece por gente. É Pépe desde que aprende a falar e já se apresenta: ¡Yo soy el Pépe! Até hoje, tempo em que o domínio da igreja ainda é tão presente neste país, que tem a maior população católica do mundo, composta por milhões de Josés, aqueles, que ainda são, simpaticamente, os Pépes mexicanos.

LOS PEPES MEXICANOS

Me contaron una vez la historia de los Pepes, los que como los Franciscos son siempre Chicos, eses son siempre los Zés. Así como en México donde los Sergios son Checos, los Franciscos son Panchos, los Pepes son los Josés.
Si hay una historia para todos estos apodos, nadie me los contó, pero me contaron porque los Josés son Pepes -  aquellos que son la mayoría, que están en todas las partes, que pobres o ricos son José Carlos, Juan José, José Pablo, o apenas José, entre tantos otros. Y la historia es así:
Hubo un tiempo en este país en que el ejército perseguía a la iglesia y que el gobierno quería separarse del domínio de los padres y obispos. Un tiempo que se hizo conocido como "guerra cristera". Un tiempo en que muchas iglesias fueron cerradas y también fueron prohibidos los actos y rituales religiosos. Tiempo de mucha lucha y mucha muerte. Un tiempo en que muchos "Josés" fueron entierrados.
Siendo así, muchos persecutores de cristianos per corrían los cementerios y en las tumbas de los "Josés" inscribían: "P.P.",  la abreviatura para "Padre Putavino" - una referencia a José, que fue el "padre postizo" de Jesús. Era una tentativa de hacer ridícula la historia cristiana del nacimiento de Jesús y de aquellos que cargaban el nombre del marido de María.
Desde entonces, el "apodo" nunca más se despegó de cada José.
José es Pepe desde que este nace. Es Pepe desde que se conoce como gente, es Pepe desde que aprende a hablar y ya se presenta: ¡Yo soy el Pepe! Hasta hoy, tiempo en que el dominio de la iglesia aún es tan presente en este país, que poseé la mayor población católica del mundo, compuesta por millones de Josés, aquellos, que todavia son, simpáticamente, los Pepes mexicanos.

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