quarta-feira, 20 de julho de 2011

A Cidade das Luzes / La Ciudad de las Luces

La gran ciudad de Tenochtitlán, obra de Diego Rivera
Contam os historiadores que quando os espanhóis chegaram à cidade dos Mexicas (os aztecas), onde hoje se encontra o centro da Cidade do México, ficaram maravilhados com a suntuosidade, a modernidade e a tecnologia das construções e da arquitetura do lugar. Os cronistas da época descreveram a cidade como algo nunca visto. Os pesquisadores de hoje a comparam com a cidade luz, Paris.
Depois de visitar o Museu de Antropologia, ir até o Zocalo (praça central) da cidade e visitar as ruínas das pirirâmides do recinto religioso principal do mundo azteca, fico admirada com essa história tão única. Seus personagens históricos, rodeados de lendas e história, são tão interessantes, que dá vontade de estudar ainda mais sobre eles.
Superados pelos Mayas em tecnologia e matemática, não ficaram atrás em desenvolver saneamento básico e canais de abastecimento de água, aproveitamento os lagos da região para o cultivo de seus alimentos, além das majestosas pirâmides, que tem no Egito suas cópias similares, em tamanho e estrutura.
Eram religiosos, faziam sacrificios humanos e arrancavam corações de suas vítimas para oferecer a seus deuses. Também subjugaram seus conterrâneos, dos quais cobravam altos impostos.
Eram muito temidos e respeitados. Eram fortes e astutos, com grande capacidade logística.
Seu erro foi ter acreditado que os espanhóis eram deuses, devido a suas barbas (os aztecas eram imberbes) e porque montavam monstros sagrados (os cavalos), animais desconhecidos nessa América indígena.
Sucumbiram diante do poder da malícia do homem branco e das doenças que traziam com eles. Não tinham imunidade contra tamanho poder.
Os espanhóis aproveitaram toda a infraestrutura azteca para construir seu reinado, inclusive a catedral da cidade foi edificada sobre o Templo Maior dos mexicas; a casa de Hernán Cortez, sobre o palácio onde vivia o último monarca Moctezuma; os prédios de administração sobre a estrutura administrativa dos sábios índios. Mas como os europeus não tinham o costume de viver com água encanada e esgoto canalizado tudo se perdeu, e durante alguns séculos, a Nova Espanha ainda era o quintal da Coroa Real Espanhola.

La Ciudad de las Luces

Cuentan los historiadores que cuando los españoles llegaron a la ciudad de los Mexicas (los aztecas), donde hoy se encuentra el centro de la Ciudad de México, se quedaron  maravillados con la suntuosidad, la modernidad y la tecnología de las construcciones y de la arquitectura del lugar. Los cronistas de la época describieron la ciudad como algo nunca visto. Los  investigadores de hoy la comparan a la ciudad luz, Paris.
Después de visitar al Museo de Antropología, ir hasta el Zócalo de la ciudad y visitar las ruinas de las pirámides del recinto religioso principal del  mundo azteca, me quedo admirada con esa historia tan única. Sus personajes históricos, rodeados de leyendas e historia, son tan interesantes, que da ganas de estudiar aún más sobre ellos.
Superados por los Mayas en tecnología y matemáticas, no se quedaban atrás para desarrollar saneamiento básico y canales de abastecimiento de agua, aprovechando los lagos de la región para el cultivo de sus alimentos, allá de las majestosas pirámides, que tienen en Egipto, sus copias similares, en tamaño y estructura.
Eran religiosos, hacían sacrificios humanos y arrancaban los corazones de sus víctimas para ofrecer a sus dioses. También subyugaron sus conterráneos, de los cuales cobraban altos impuestos.
Eran muy temidos y respetados. Eran fuertes y astutos, con gran capacidad logística.
Su error fue tener creído que los españoles eran dioses, debido a sus barbas (los aztecas eran imberbes) y porque montaban monstruos sagrados (los caballos), animales desconocidos en esa América indígena.
Sucumbieron delante del poder de la malicia del hombre blanco y de las enfermedades que traían con ellos. No tenían inmunidad contra tamaño poder.
Los españoles aprovecharon toda la infraestructura azteca para construir su reinado, inclusive la catedral de la ciudad fue edificada sobre el Tiemplo Mayor de los mexicas; la casa de Hernán Cortez, sobre el palacio donde vivía el último monarca Moctezuma; los edificios de administración sobre la estructura administrativa de los sabios indígenas. Pero como los europeos no tenían la costumbre de vivir con agua por tubería y residuales, todo se perdió, y durante algunos siglos, la Nueva España todavía era el fondo del Palacio de la Corona Real Española.

Um comentário:

  1. Realmente es apasionante nuestra historia cargada de dioses sanguinarios, sacerdotes astrólogos, arquitectos autodidactas, pero al final sus propias creencias acabaron con su grandioso imperio para subyugarse ante los españoles y dar origen a la raza que ahora somos ni indios ni españoles, si no todo lo contrario mexicanos.

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