segunda-feira, 18 de julho de 2011

Aqui jaz Isadora Duncan / Aquí yace Isadora Duncan





Acredito que os gênios dão mais sabor à vida dos normais.
Imagino também que eles têm mais fome de viver, mas por algum motivo, são mais depressivos e muitos acabam por morrer prematuramente.
Admiro a muitos deles. Admiro mais ainda, aqueles que em tempos impróprios, conquistaram liberdade e impuseram sua arte à força de seus talentos.
Isadora Duncan era um desses gênios.
Gênio da arte da dança, a qual tranformou.
Mulher. Ousada. Admirada. Solitária.
Viveu entre a música e a tragédia. Entre palcos. Entre políticos. Entre a rigidez da União Soviética e a liberdade francesa.
Teve muitos amores e muitas desilusões
Perdeu seus filhos,ainda pequenos, em um acidente e tentou suicídio algumas vezes.
Experimentou o sucesso, os aplausos e o abandono.
Morreu na França, em um acidente de carro, sufocada por sua echarpe, em seu Bugatti italiano.
Mas por destino ou por amor descabido, veio parar no México, onde se encontra até hoje, rodeada pela sociedade política e histórica do país.
Contam que foi o ex-presidente Plutarco que mandou trazer seu ataúde, em meio a uma fria noite, conduzido por um cortejo solene de fiéis escudeiros e no Panteón de San Fernando enterrou seus restos - reminiscência de um amor secreto. k

Aquí yace Isadora Duncan
Creo que los genios dan más sabor a la vida de los hombres normales.
Imagino también que ellos tienen más hambre de vivir, pero por alguna razón, son más depresivos y muchos acaban por morir prematuramente.
Admiro a muchos de ellos. Admiro más aún, aquellos que en tiempos impropios, conquistaron la libertad e impusieron su arte a la fuerza de sus talentos.
Isadora Duncan era una de esos genios.
Genio de la arte de la danza, la cual transformó.
Mujer. Osada. Admirada. Solitaria.
Vivió entre la música y la tragedia. Entre palcos. Entre políticos. Entre la rigidez de la Unión Soviética y la libertad francesa.
Tuvo muchos amores y muchas desilusiones.
Perdió sus hijos aún pequeños en un accidente y intentó el suicidio algunas veces.
Experimentó el éxito, los aplausos y el abandono.
Murió en Francia, en un accidente de carro, sofocada por su echarpe, en su Bugatti italiano.
Pero por destino o por amor vino a parar en México, donde se encuentra hasta hoy, rodeada por la sociedad política y histórica del país.
Cuentan que fue el ex-presidente Plutarco que mandó traer su ataúd, en medio de una fría noche, conducido por un cortejo solemne de fieles escuderos y en el Panteón de San Fernando enterró sus restos - reminiscencia de un amor secreto.

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