Si te hubiera encontrado antes de que te fueras, te habría hecho tantas
preguntas! Te haría mi amiga por siempre. Habría sido tus oídos y tus
sentimientos, tu alma gemela, tu espejo. Tal vez te envidiase un poco, tal vez
me reconocería aún más en ti. Tal vez me hiciera tu confidente y así no me
despegaría más de ti. Pero cuando llegué, hacía poco que te habías salido y
entendí que ya no regresarías.
Al entrar a tu mundo abrí la puerta de mi
propio corazón y encontré en él las llaves que nunca supe donde estaban. Si te
miro a los ojos hoy, son por tus memorias colgadas dentro de mi. Me metí en tu
cuerpo y tu no te enteraste. ¿O será que fuiste tú que te metiste dentro de mí?
Buceo en el lago que inunda tu cabeza, presiento los anillos ensamblados por
las pequeñas piedras que tocan rápidamente la superficie. Las mariposas, las
luciérnagas, las cálidas lamparas prendidas, el fuego, la llama, su calor.
También traigo yo una yegua cabalgadora dentro de mi. Ella me lleva a
lugares que no los sé, pero los decidí a encontrar. Tú estabas lejos, hasta que
no te encontré - como no se encuentran en las tinieblas los amores insólitos con
la percepción dilatada por el veneno que se hizo elixir.
Tú que pintaste tu
nostalgia y que escuchaste de Da Vinci que la pintura es poesía muda y poesía es
pintura ciega, te cegaste del mundo para pintar al tuyo, tan mío, tan nuestro.
Tú lo inventaste atravesando la noche con tu yegua negra y salvaje, como un
"nightmare". Tú, que hablabas caballo, maravillaste a la gente del norte y del
sur, a los blancos y morenos, a los salvajes como tú, a los tímidos e
introvertidos, y a todos aquellos que buscaban en ti la libertad de sus sueños.
Tú que tuviste siempre la angustia por tu aliada, brindaste la esperanza a todos
nosotros que asistimos con los ojos vidriados a tus encantos. Cada trazo tuyo
hecho vena del corazón.
Tú, puerta de piedra, casa del miedo, memoria de
abajo presintiendo a la muerte en una lenta evaporación, sorpresa por el
inesperado, pues nadie enseña a un a morir.
Tus muñecas hechas de tela y
emoción, alfombras para tu descanso, mi loca imaginación.
Tú, giganta sin
miedo, caminas a largos pasos a comer las calles que alimentan tus sueños.
Ariana, alquimia del fuego y madera. Serpiente, pozo de soledad. Marte,
color rojo como de la pasión, de la inteligencia en tu inquietud sincera. "¿Te
cortaría la cabeza la reina roja?" preguntaste a Alicia cuando ella te dijo que
el artista que se encuentra a sí mismo, está perdido. "No encontrarse nunca es
su único logro", te dijo. ¿Cuando fue que te perdiste para que yo nunca te
encontrase? Tú que como Juana de Arco se sentía tan espantosamente
incomprendida, a menudo quemada en la pira sólo por ser tan diferente a todos
los demás, escuchaste el susurro de Alicia: "no quiero caminar entre locos!" -
"oh, no puedes hacer nada a respeto, todos aquí somos locos" te respondió su
gato. Así, tú empezaste a escribir, pues solo con la palabra tenemos memoria y
si hay memoria existimos. Tú te aferraste a eso y escribiste e hiciste poesía
ciega, la cual me abrió los ojos y la mente para hacerme tan yegua como tú
quisiste ser persona, lo máximo del ser humano. Como un río que fluye viviste tu
vida, a la corriente, entre sueños y sus desciframientos, entre un libro y un
lenzo, entre la acuarela y los pinceles, sanando heridas con capas de colores.
Lo cierto es que tú siempre hiciste magia con todos los colores, hechicera
Leonora. Céltica y druida, antigua y lunar. ¿Así eras tú?
Naciste mucho antes
de lo que deberías hacerlo y nada te impediste de vivir tu amor sin tiempo,
antisocial, amor pasión, alquímico, amor de viento. Tú, la novia del viento,
oriundo del norte, relleno de vida.
Tú, que como yo, bebiste este país que
no era el tuyo a sorbos como tu té. Te llenaste los cinco sentidos con los aires
mexicanos y volaste otros vuelos con otras asas.
Tú, solitaria alma, te
pintaste como fantasma para asombrar para siempre a mi yo que encontré en tu
espejo encantado y antes de que te fueras me dijiste al soplo del viento: "Si
falla la memoria es porque la mente mira hacia adentro, mira hacia la muerte" y
te fuiste sin dejarme verte. Cuando abrí tu puerta, ya no estabas...
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